
Cómo algo tan pequeño puede hacer sentir algo tan grande
María y Victor , padres de Francisca Uchechuckwu
"Nuestra hija se llama Francisca Uchechuckwu. En realidad, siempre la hemos llamado Paca. Es un nombre muy frecuente en Portugal, me gustaba mucho y lo tuve claro desde el principio. El segundo nombre, Uchechuckwu, lo eligió mi marido Víctor; significa “la voluntad de Dios” en Igbo, una de las lenguas habladas en Nigeria".
​
La vida de Paca en la Tierra, catorce semanas y cinco días, es una vida tocada por Dios. De sus padres brota una ternura y cuidado especial, un amor muy grande por sus cuatro hijos: Daniel, Miriam, Paca, que está en el Cielo, y la bebé de la barriguita, como dice Daniel. "Estoy embarazada de nuevo ¿lo sabías?".
​
"En la ecografía de Paca de las doce semanas todo indicaba que algo no iba bien, por mi experiencia en embarazos anteriores percibía que así era. El corazón de Paca estaba sobrecargado, solo tenía una arteria; aunque Víctor, mi marido, siempre dice que los médicos no tienen la última palabra, yo veía algo muy desolador.
​
Me invitaron a hacerme otras pruebas, les dije que haría todo lo necesario siempre que no fuera invasivo para la bebé. Alrededor de las trece semanas nos confirmaron todo. Seguidamente me preguntaron si quería interrumpir el embarazo, lo que se conoce como ILE; les dije que NO. Por protocolo me lo volvieron a preguntar y les volví a decir que NO.
​
Yo estaba muy triste, lloraba, al ser tan pequeña no había forma de intervenir, la bebé no sufría, su corazón no aguantaba, solo podíamos esperar. Justo antes de que su corazón dejara de latir le pusimos su nombre. Vivió hasta las catorce semanas y cinco días. -Gran silencio-
​
Yo, por mi trabajo con mujeres embarazadas, algo que me va la vida en ello, y por interés en estos temas, tenía noticias de que era posible enterrarla. Queríamos enterrar a nuestra hija. Nos pusimos en contacto con varias funerarias; además de pegas, algunas consideraban a nuestra hija restos biológicos. ¿Cómo voy a valorar la vida de mi hija en años?, no eran a perpetuidad. Incongruencias.
​
En nuestra búsqueda llena de providencia apareció el cementerio Sacramental de san Lorenzo y san José, donde está la sepultura de En Vela. ​Les llamamos e, inmediatamente, se dispusieron a vernos y acompañarnos, se encargarían de todo. No dudamos de cómo el Señor lo había preparado todo para que eso fuera lo que tenía que suceder con nuestra hija. Era lo correcto. Cómo hace el Señor las historias, nos llevaba desde el principio. En Vela se encargó de todo, Víctor les acompañó en los momentos en que yo estaba recuperándome en el hospital.
​
Velamos a nuestra hija en casa, con nuestros padres, hermanos, abuelos y todos la pudieron ver y rezar juntos. El día del entierro fuimos al cementerio en el coche fúnebre de En Vela, preparado con flores, tan bonito todo. Nos acompañaron nuestros familiares, rezamos y cantamos alguna canción del Camino y a la Virgen, recuerdo 'María, pequeña María'. Allí la podremos visitar cuando queramos. ​Pasar por el proceso, vivirlo juntos. Se trata de permitirte vivirlo. No negarlo o hacer como que no ha existido nos ha ayudado y confirmado que todo estuvo ordenado y bien en su tiempo.
​
En casa tenemos un espacio, un lugar/altar donde tenemos presente a Paca, Yo llevo un colgante del que no me separo con dos piececitos, uno grande y otro pequeño. El tamaño del pie grande es el mismo que el de los dos piececitos de Paca. Le doy gracias a Dios de que Víctor viviera todo conmigo. De no ser así, habría sido muy abstracto. El que Paca naciera y la pudiéramos coger en nuestros brazos era algo tan real que muy pocos tienen la fortuna de ver, si son abortos del primer trimestre.
​
En un encuentro de matrimonios que han pasado por experiencias parecidas, me preguntaron cómo era quedarme embarazada de nuevo. Tener hijos aquí en la Tierra y vivirlo todo juntos me ha ayudado en todo el proceso."
Víctor añade con firmeza: “Siempre pongo todo lo que pasa en mi vida en manos de Dios”.